Punica granatum L. var. 'nana'
LythraceaeDesde la Antigüedad más remota la fruta del granado viene siendo un símbolo de renacimiento e inmortalidad. Los griegos lo explicaron con el mito de Perséfone, raptada por un enamorado Hades, dios del Inframundo, de los brazos de su madre Deméter. La diosa de la agricultura sintió tanto la pérdida de su hija que el crecimiento de las plantas se detuvo. Por mediación de Hermes, se llegó a un acuerdo entre ambas divinidades en el que Perséfone pasaría seis meses del año con su madre y otros seis con su captor, el mismo número de semillas de granada -granatum en latín significa “con abundantes granos”- que la raptada hubo de comer para recordar este trato. La vuelta de Perséfone con su madre Deméter alegraba tanto a ésta última que los campos se llenaban de flores; el mito explica así también el cambio de las estaciones, la alternancia entre primavera e invierno y la regeneración anual de la vida.
La variedad nana es una versión reducida, en tamaño de hoja, flores y frutos, del granado que se ha popularizado como planta de interior. El término Punica hace por lo demás referencia a la civilización establecida en Cartago, rivales de Roma y herederos de los fenicios, en cuyo reino crecía una “manzana” con ese nombre. Supuestamente, fenicios y púnicos enviaron expediciones que como la de Hannón (470-400 a.C.) llegarían hasta las Islas Canarias y serían de sus primeros pobladores, expandiendo cultivos mediterráneos y próximo orientales como el granado por las islas. Como tantas veces en la prehistoria canaria, estos son hechos en los que la realidad se entremezcla con la leyenda.