Phoenix dactylifera L.
ArecaceaeEs difícil precisar la llegada de esta especie a Canarias, así como el verdadero significado del término con que Linneo nombró al género: parece que el nombre Phoenix se debe a que las palmeras datileras conocidas en la Antigüedad procedían del Próximo Oriente, de territorios habitados por los fenicios, ya que Phoenix era un término usado por los griegos para referirse al rojo oscuro o “púrpura”, de donde viene por lo demás el propio nombre de este pueblo, phoínikés. Se dice también que los fenicios, grandes navegantes además de comerciantes, realizaron exploraciones en búsqueda de nuevas formas de producir tintes hasta el extremo occidental de África y que así llegarían a Canarias, obteniendo de un líquen de los acantilados de las islas llamado orchilla -Roccella canariensis- el ansiado producto.
Independientemente de cuándo se introdujo la datilera al Archipiélago, si con los fenicios, los pueblos prehispánicos o los castellanos, lo cierto es que esta palmera se encuentra desde antiguo naturalizada en Canarias. Curiosamente no es un árbol, sino una planta que ha constituido eso sí un elemento fundamental en la cultura y economía de las poblaciones de su área de distribución gracias a su fruto: el dátil. Además de alimento, estas palmeras proporcionan fibras para la construcción y trabajos de cordelería, y con la savia se produce un líquido azucarado, la miel de palma, muy estimada por los habitantes del desierto. Alivio en estos climas duros, imagen del oasis, no es de extrañar que en las descripciones coránicas del Paraíso aparezca la palmera formando parte de él.